Miedos

domingo, 1 de agosto de 2010


Era un día soleado, bastante caluroso para decir verdad. Carmen había estado haciendo lo habitual en un sábado común y corriente… NADA. En su habitación había ropa desordenada, el cenicero estaba repleto de colillas de cigarro de diversas marcas, hojas y papeles de las diferentes materias que llevaba en la universidad, todo ahí estada desordenado.
En el sillón había solo cobijas, quizás unos cuantos calcetines y arriba de ellos uno de sus perros durmiendo plácidamente. El lugar era oscuro y caliente, no era confortable, pero era agradable para ella pasar la mayor parte del día ahí, pues la seguridad que sentía ahí crecía con cada lágrima derramada.
Después de haber tomado un baño con agua tibia, tomo unos pantalones y aquella blusa azul holgada, que le agradaba pues era muy fresca y sintió que era ideal para el clima, aunque esta fuera de manga larga no dejaba de ser fresca.
Subió a las escaleras y entro a la habitación de sus padres, para simplemente informar que saldría con Mariana a algún café de la ciudad,
-No llegues tarde por favor Carmen, ya sabes como están las cosas, ¿Si?- dijo su madre que estaba como siempre con un cigarrillo en la mano y con aquella sonrisa que solo a Carmen puede calmar en momentos muy difíciles. –No mami, llegare temprano, cualquier cosa yo te marco, estaré con Mariana y no se muy bien que haremos, pero llego aquí temprano- dijo Carmen.
En ese instante entraba su padre a la habitación, y con un tono poco amable y grosero dijo:
-¿A donde carajos vas Carmen?, mira nada mas, pareces una maldita hippie con esos trapos ¡que ridícula te vez!- tomo un cigarrillo y se sentó en el sillón de la recámara. Carmen se sonrojo y se limito a contestar lo básico, - no soy hippie, no son trapos, voy con Mariana, no llegare tarde, ¿De acuerdo? – las manos le temblaban al momento de decir esas palabras, pero las cubría con su blusa para no hacer evidente el nerviosismo, su padre la miro fijamente y contesto – ¡POR MI LÁRGATE, Y REGRESA A LA HORA QUE QUIERAS, SI QUIERES REGRESA HASTA MAÑANA, O MEJOR AUN… YA NO LO HAGAS!-
Al escuchar esa respuesta, Carmen soltó sus manos, sintió como sus manos comenzaron a tomar la forma de puños, encajando como sus uñas moradas en la piel, sintiendo el ardor de esto, la desaparición, la ansiedad, la tristeza. Sabia que eran palabras cualquiera, que su padre padecía una enfermedad por lo cual tenia siempre presente que, quizás… solo quizás su padre no controlaba al cien por ciento las cosas que decía o que pensaba y las externa.
Tomo su bolsa, y salio a prisa de la habitación. Cerro la puerta sutilmente para ya no generar mas conflictos. Mientras bajaba las escaleras sentía una presión extraña en el pecho, que la sofocaba, las manos le temblaban de nuevo y podía ver como estaban empapadas en sudor, hacia unos movimientos extraños con sus dedos que ella veía, pero hasta cierta forma no podía controlar, solo sabia que haciendo eso se sentía tranquila.
Estando ya caminando por la calle en busca de un camión, su mente estaba atrapada en pensamientos, recuerdos, palabras, sensaciones, sentimientos. Era toda una mezcla de ellos que no podía concentrarse en uno solo e ir lo disipando, todos pasaban muy rápidamente, caminaba sin un rumbo fijo. Sin saber a donde dirigirse, solo tenia presente una cosa… llegar con Mariana.
Al mismo tiempo en su mente pasaban imágenes como si fueran una película que se reproducía en sus ojos, veía personas del pasado, lugares, sensaciones, todo aquello que ella tiene día a día presente pero que guarda a diario, pasaban ahí… ante sus ojos. Se detuvo y grito por dentro – ¡YA BASTA! – volteo hacia la avenida, y vio acercarse un camión, alzo la mano para que se detuviera, subió y se sentó en la parte de atrás. No estaba consiente de lo que estaba haciendo, solo actuó por impulso.
Ella estaba ahí, sentada viendo por la ventana, parecía una pasajera mas, pero en realidad en su mente se estaba llevando a cabo una batalla, por suprimir caras, sentimientos, palabras, vivencias, llanto y todos aquellos fantasmas que habitan en su mente, y que continuamente la visitan, sin saber si son buenas o malas estas visitas, pero el sentimiento de nerviosismo siempre perdura mas de dos o tres días con dichas visitas.
De repente, escucho un fuerte ruido que la asusto, y que de cierto modo “la despertó” del transe en el que estaba, se dio cuenta de que estaba en el autobús, trataba de recordar en que momento se había subido, miro por la ventana y no reconocía donde estaba, su corazón comenzó a acelerarse, su respiración se incremento, las manos de nuevo sudaban. El sentimiento de no saber donde estaba y que había pasado la invadían.
Decidió que no podía seguir mas ahí, así que se levanto y toco el timbre para que el autobús se detuviera y pudiera bajarse, aunque no sabia donde estaba no sabia que estaba pasando, pensaba que era como una pesadilla, pero estaba perfecta mente consiente. Camino un momento por esas calles que no reconocía, veía a la gente y se sentía aun mas asustada, quería llamar, pedir auxilio pero no sabia a quien. En su mente las imágenes desaparecieron, y solo escuchaba aquella voz que le decía: “Carmen, cálmate, respira y piensa. Sabemos en donde estamos, solo es cuestión de que te enfoques, te concentres. Tienes que llegar con Mariana, ese es el objetivo.”
Carmen continuo con su caminata, y se detuvo en otra avenida, volteaba a ver para todos lados, pero aun no reconocía donde estaba, las manos tenían las marcas de las uñas encajadas en la piel. En cierto momento logro ver un autobús con una dirección conocida, y en la mente brinco de nuevo aquella voz “ ese es el autobús que nos llevara con Mariana, ¡TÓMALO!” . Carmen alzo de nuevo la mano, pago la cuota y una vez mas se sentó en la parte de atrás, esta vez el autobús venia con un poco mas de pasajeros.
A un lado de carmen estaba una señora con un pequeño, el cual comenzó a llorar pues le habían dicho que su papa no había subido al autobús, el niño se desespero y daba unos gritos infernales, o al menos que molestaban a Carmen pues hacían vibrar sus oídos y generaban cierto eco en su mente, que era algo muy desagradable.
Por fin comenzó a percatarse de donde estaba, quizá los llantos del niño la sacaron de aquel trance desquician te, desesperante y lleno de angustia, descendió del camión y comenzó a reconocer los lugares, aquel crucero… el oxxo.. el toks… ahora todo es claro.
Mientras caminaba a aquel oxxo, en su mente solo estaba presente la voz que le decía:
Concéntrate, piensa, tranquilízate. Ahí esta el oxxo, ahí esta Mariana esperándote, piensa Carmen PIENSA.”
-Me perdí, lo siento no se que me paso, discúlpame- dijo Carmen en medio de un llanto desesperante a Mariana, la cual solamente se le ocurrió abrazar fuertemente a Carmen..
Caminemos … tranquila.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y entonces le dije a mariana: chata!!! ...te amo bbishiii muchooo :), me descorchaste el corazón :(

Pamolita dijo...

me alegra saber que carmen llego con bien a su destino,rayos,piensa carmen,PIENSA!

Anónimo dijo...

Llamamos destino a todo cuanto limita nuestro poder......